El diseño gráfico es el arte que usamos los creadores de contenido para que te fijes en nosotros, sin necesidad de acaparar tu atención demasiado tiempo, y que no tengas que leer ni escuchar, sólo mirar. Nos ayuda a comunicarnos de manera creativa. Y a partir de ahí, también creamos la personalidad de tu marca.
Hay muchísimas variedades, y es más, parece chistoso, pero cuando vamos conduciendo y vemos señales de tráfico, están creadas para entenderse con los menores trazos posibles, por un diseñador gráfico. Y si vamos a entrar en un baño, sabemos cual es el de mujeres y el de hombres, porque hace años a un diseñador gráfico se le ocurrió simplificar los dos géneros mediante pictogramas, para que el público lo entendiese perfectamente, cuando más lo necesitaba.
Te explicamos un poco algunos de los tipos de diseño que existen y ni siquiera te habías dado cuenta:
El diseño de envase y packaging, a nosotros nos gusta mucho, por el simple hecho de que cuando vamos al supermercado y cogemos un bote de champú, por ejemplo, el envase ha sido diseñado por un diseñador gráfico también ¡qué sorpresa! Los colores, la tipografía y la disposición de los elementos no ha sido colocada por arte de magia, todo tiene un fin. Buscar la coherencia y llamar nuestra atención, para que nos lo llevemos a casa.
El diseño publicitario es el mas usual, porque es con el que solemos tener contacto todos los días. Desde la carta en código QR del restaurante en el que comimos el fin de semana pasado, hasta el escaparate que vimos esta mañana camino al trabajo, anunciando el nuevo IPhone. Todo hecho para crear recuerdo en nuestra memoria.
El diseño gráfico es el arte que usamos los creadores de contenido para que te fijes en nosotros, sin necesidad de acaparar tu atención demasiado tiempo, y que no tengas que leer ni escuchar, sólo mirar. Nos ayuda a comunicarnos de manera creativa. Y a partir de ahí, también creamos la personalidad de tu marca.
Hay muchísimas variedades, y es más, parece chistoso, pero cuando vamos conduciendo y vemos señales de tráfico, están creadas para entenderse con los menores trazos posibles, por un diseñador gráfico. Y si vamos a entrar en un baño, sabemos cual es el de mujeres y el de hombres, porque hace años a un diseñador gráfico se le ocurrió simplificar los dos géneros mediante pictogramas, para que el público lo entendiese perfectamente, cuando más lo necesitaba.
Te explicamos un poco algunos de los tipos de diseño que existen y ni siquiera te habías dado cuenta:
El diseño de envase y packaging, a nosotros nos gusta mucho, por el simple hecho de que cuando vamos al supermercado y cogemos un bote de champú, por ejemplo, el envase ha sido diseñado por un diseñador gráfico también ¡qué sorpresa! Los colores, la tipografía y la disposición de los elementos no ha sido colocada por arte de magia, todo tiene un fin. Buscar la coherencia y llamar nuestra atención, para que nos lo llevemos a casa.
El diseño publicitario es el mas usual, porque es con el que solemos tener contacto todos los días. Desde la carta en código QR del restaurante en el que comimos el fin de semana pasado, hasta el escaparate que vimos esta mañana camino al trabajo, anunciando el nuevo IPhone. Todo hecho para crear recuerdo en nuestra memoria.
El diseño para formatos digitales es el más utilizado últimamente ya que todos tenemos Instagram o Facebook, y compramos online. Las redes sociales también están creadas y diseñadas para gustarnos visualmente.
Por otro lado, aunque el diseño editorial parece que puede estar quedándose un poco obsoleto, dado a que cada vez nos adentramos más en el mundo online y dejamos el papel impreso a un lado, aún tiene tirón y es importante en el diseño que lleva a cabo la creación de publicaciones, como por ejemplo libros, revistas o periódicos entre muchos otros.
Por otro lado, aunque el diseño editorial parece que puede estar quedándose un poco obsoleto, dado a que cada vez nos adentramos más en el mundo online y dejamos el papel impreso a un lado, aún tiene tirón y es importante en el diseño que lleva a cabo la creación de publicaciones, como por ejemplo libros, revistas o periódicos entre muchos otros.
Como podemos comprobar en nuestro día a día, miremos donde miremos, veremos algo creado por un diseñador gráfico, para hacer nuestra vida más interesante, fácil, divertida y atractiva. Por ello, una de las mayores capacidades que debe tener este es la creatividad y la imaginación, eso ha quedado bastante claro.
Nos gustaría dejaros por aquí una cita, que nos gusta, de uno de los grandes maestros del diseño gráfico español, José María Cruz Novillo, artista y diseñador. Él usa un modo metafórico y poético para definir esta idea «El diseñador es un arquero que lanza la flecha con el propósito de acertar en el centro de la diana. El artista en cambio lanza la flecha y, en el lugar donde se ha clavado, pinta la diana».
En nuestro estudio vemos la vida de manera diferente al resto y nos gusta ocupar la mayor parte del tiempo realizando diseño de identidad corporativa, dando luz a marcas nuevas, llenas de ilusión o en otro caso, si tu marca ya tiene unos añitos y se está quedando obsoleta, le damos un toque innovador, ¡parecerá otra, sin perder su esencia!
Como podemos comprobar en nuestro día a día, miremos donde miremos, veremos algo creado por un diseñador gráfico, para hacer nuestra vida más interesante, fácil, divertida y atractiva. Por ello, una de las mayores capacidades que debe tener este es la creatividad y la imaginación, eso ha quedado bastante claro.
Nos gustaría dejaros por aquí una cita, que nos gusta, de uno de los grandes maestros del diseño gráfico español, José María Cruz Novillo, artista y diseñador. Él usa un modo metafórico y poético para definir esta idea «El diseñador es un arquero que lanza la flecha con el propósito de acertar en el centro de la diana. El artista en cambio lanza la flecha y, en el lugar donde se ha clavado, pinta la diana».
En nuestro estudio vemos la vida de manera diferente al resto y nos gusta ocupar la mayor parte del tiempo realizando diseño de identidad corporativa, dando luz a marcas nuevas, llenas de ilusión o en otro caso, si tu marca ya tiene unos añitos y se está quedando obsoleta, le damos un toque innovador, ¡parecerá otra, sin perder su esencia!
Identidad corporativa
La realidad es que la mayoría de veces la primera impresión siempre suele ser la que cuenta. Y no nos referimos solo a las apariencias, esto también tiene que ver con nuestra identidad corporativa ¿por qué? Porque si nuestro logotipo es antiestético o no llama absolutamente nada la atención, la mayoría del público lo ignorará, nadie se acordará de nuestra empresa y los esfuerzos que hemos invertido habrán sido en vano.
A nosotros nos gusta diferenciarnos, porque en la diferencia siempre estará lo novedoso y lo atrayente, la disparidad hoy en día deja de crear rechazo para empezar a crear admiración. Nuestros clientes se aburren si ven que todos ofrecemos lo mismo y somos iguales. Crear una marca diferenciada de la competencia es la clave y como se dice popularmente «si todos fuésemos iguales, el mundo sería muy aburrido», en ser diferente está la esencia de nosotros mismos y de nuestra empresa.
¿Cómo conseguimos esa diferenciación? Hay que tener en cuenta varios aspectos y sobre todo, hacer que todos concuerden y que envíen un mensaje en común. A veces todo esto suele ser un proceso dificultoso, ya que puede llegar a resultar difícil plasmar lo que tenemos en la cabeza si no tenemos un buen interprete. Y es que el diseño de identidad corporativa no solo se basa en diseño de logotipos, también es un trabajo de interpretación de las ideas que tiene nuestro cliente, de lo que quiere expresar y cual es la filosofía de su empresa.
Nuestro proceso de diseño de identidad corporativa se divide en cuatro momentos clave. Desde una primera etapa donde extraemos toda la información primaria, pasando por un análisis del factor hasta que llegamos al resultado final.
Identidad corporativa
La realidad es que la mayoría de veces la primera impresión siempre suele ser la que cuenta. Y no nos referimos solo a las apariencias, esto también tiene que ver con nuestra identidad corporativa ¿por qué? Porque si nuestro logotipo es antiestético o no llama absolutamente nada la atención, la mayoría del público lo ignorará, nadie se acordará de nuestra empresa y los esfuerzos que hemos invertido habrán sido en vano.
A nosotros nos gusta diferenciarnos, porque en la diferencia siempre estará lo novedoso y lo atrayente, la disparidad hoy en día deja de crear rechazo para empezar a crear admiración. Nuestros clientes se aburren si ven que todos ofrecemos lo mismo y somos iguales. Crear una marca diferenciada de la competencia es la clave y como se dice popularmente «si todos fuésemos iguales, el mundo sería muy aburrido», en ser diferente está la esencia de nosotros mismos y de nuestra empresa.
¿Cómo conseguimos esa diferenciación? Hay que tener en cuenta varios aspectos y sobre todo, hacer que todos concuerden y que envíen un mensaje en común. A veces todo esto suele ser un proceso dificultoso, ya que puede llegar a resultar difícil plasmar lo que tenemos en la cabeza si no tenemos un buen interprete. Y es que el diseño de identidad corporativa no solo se basa en diseño de logotipos, también es un trabajo de interpretación de las ideas que tiene nuestro cliente, de lo que quiere expresar y cual es la filosofía de su empresa.
Nuestro proceso de diseño de identidad corporativa se divide en cuatro momentos clave. Desde una primera etapa donde extraemos toda la información primaria, pasando por un análisis del factor hasta que llegamos al resultado final.
1. Reunión
Antes de realizar cualquier proyecto de diseño es indispensable tratar con el cliente, para entender sus ideas y que es lo que realmente necesita. Si conseguimos una relación directa y fluida entre nosotros y él, podemos obtener información que nos sirva para crear una identidad de marca que se ajuste a las necesidades de la empresa.
En este punto toda la información que podamos obtener del cliente es bienvenida. Este es el momento en el que sacamos nuestra alma de entrevistador y hacemos todo tipo de preguntas, desde colores favoritos hasta referencias a otros logotipos o identidades que le hayan podido gustar. Aunque es en esta reunión donde sacamos la mayoría de información, debemos seguir en contacto con él durante todo el proceso.
Hay que decir que esta primera fase, la mayoría de veces puede llegar a resultar complicada, porque hay muchos tipos de clientes, y a veces puede llegarnos un cliente muy decidido y con las ideas muy claras y otras veces, un cliente callado, perdido, que no sabe muy bien por donde tirar. Es ahí donde realmente debemos aplicarnos más y ayudarlo a descubrir lo que realmente necesita.
A veces, puede pasar que, lo que nos viene a pedir el cliente, es algo obsoleto o que creemos que no es lo mas adecuado para su empresa, de la mejor manera intentaremos aconsejar desde la buena fe y la experiencia.
2. Briefing
Cuando el primer paso lo tenemos lo más completado posible, le toca al briefing hacer su trabajo. Un briefing, es un documento que se le pasa al cliente y con el que obtenemos más información, pero esta vez referente a la propia marca y si puede ser posible de manera escrita. Así descubrimos cuestiones clave como el producto o servicio que ofrece, las características de estos, datos sobre el público objetivo como la edad, el género o las preferencias culturales.
Con este documento también podemos conocer los valores de marca, referencias gráficas y visuales que sean del agrado del cliente. Por ejemplo, puede tener preferencia por un color por encima de otro, o puede preferir figuras geométricas en vez de líneas. Todo eso, tenemos la obligación de saberlo para podernos adaptar de la mejor manera y presentar propuestas acorde con sus gustos.
No nos olvidemos que al cliente siempre hay que mantenerlo informado de todos los pasos que vamos dando. Si en este caso, vamos a fabricar un briefing, al cliente habrá que explicarle en que consiste, cuales son nuestras intenciones con ello, porque lo hacemos y en que nos va a ayudar.
Tenemos que demostrarle al cliente que somos la persona correcta en la que depositar su idea corporativa, que nos importa su marca y vamos a hacerlo de la mejor forma posible.
1. Reunión
Antes de realizar cualquier proyecto de diseño es indispensable tratar con el cliente, para entender sus ideas y que es lo que realmente necesita. Si conseguimos una relación directa y fluida entre nosotros y él, podemos obtener información que nos sirva para crear una identidad de marca que se ajuste a las necesidades de la empresa.
En este punto toda la información que podamos obtener del cliente es bienvenida. Este es el momento en el que sacamos nuestra alma de entrevistador y hacemos todo tipo de preguntas, desde colores favoritos hasta referencias a otros logotipos o identidades que le hayan podido gustar. Aunque es en esta reunión donde sacamos la mayoría de información, debemos seguir en contacto con él durante todo el proceso.
Hay que decir que esta primera fase, la mayoría de veces puede llegar a resultar complicada, porque hay muchos tipos de clientes, y a veces puede llegarnos un cliente muy decidido y con las ideas muy claras y otras veces, un cliente callado, perdido, que no sabe muy bien por donde tirar. Es ahí donde realmente debemos aplicarnos más y ayudarlo a descubrir lo que realmente necesita.
A veces, puede pasar que, lo que nos viene a pedir el cliente, es algo obsoleto o que creemos que no es lo mas adecuado para su empresa, de la mejor manera intentaremos aconsejar desde la buena fe y la experiencia.
2. Briefing
Cuando el primer paso lo tenemos lo más completado posible, le toca al briefing hacer su trabajo. Un briefing, es un documento que se le pasa al cliente y con el que obtenemos más información, pero esta vez referente a la propia marca y si puede ser posible de manera escrita. Así descubrimos cuestiones clave como el producto o servicio que ofrece, las características de estos, datos sobre el público objetivo como la edad, el género o las preferencias culturales.
Con este documento también podemos conocer los valores de marca, referencias gráficas y visuales que sean del agrado del cliente. Por ejemplo, puede tener preferencia por un color por encima de otro, o puede preferir figuras geométricas en vez de líneas. Todo eso, tenemos la obligación de saberlo para podernos adaptar de la mejor manera y presentar propuestas acorde con sus gustos.
No nos olvidemos que al cliente siempre hay que mantenerlo informado de todos los pasos que vamos dando. Si en este caso, vamos a fabricar un briefing, al cliente habrá que explicarle en que consiste, cuales son nuestras intenciones con ello, porque lo hacemos y en que nos va a ayudar.
Tenemos que demostrarle al cliente que somos la persona correcta en la que depositar su idea corporativa, que nos importa su marca y vamos a hacerlo de la mejor forma posible.
3. Análisis del sector
La información interna es importante, pero siempre debe ir de la mano de un análisis externo que nos proporcione datos sobre el sector. Este análisis se basa en un estudio sobre la competencia, a nivel regional, nacional o dado el caso, a nivel internacional. Analizar el funcionamiento interior y el entorno exterior de la empresa siempre nos ayudará a descubrir amenazas, oportunidades, fortalezas y debilidades.
En el proceso de diseño de identidad corporativa es necesario conocer la competencia para observar qué identidad visual puede funcionar mejor. Siempre observando desde la admiración, nunca plagiando. Hoy en día la falta de inspiración puede jugarnos malas pasadas, y lo que creemos que puede ser una buena idea, inconscientemente puede llegar a parecerse demasiado a otras marcas.
En este análisis profundizamos en todas las tendencias visuales del sector, como el uso de las gamas cromáticas, las pautas en tipografía, la elección fotográfica, la tendencia a identidades gráficas más o menos minimalistas, etc.
4. Presentación de propuesta
Con toda esta información en mente llega el momento de la fase más creativa, y la que más nos gusta a nosotros, ¡diseñar! Dar forma a la idea es la parte mas divertida de todo el proceso. Buscar inspiración, probar diferentes tipografías, colores y colocar en diferentes sitios los elementos gráficos.
Aquí nuestro trabajo consiste en resolver el caso creando una propuesta que consiga armonizar las cuestiones externas a la marca con los propios gustos del cliente, en otras palabras, ¡hacer magia! Puede ser un proceso complicado, pero con el equipo adecuado y pasión, se consiguen trabajos espectaculares.
La reunión final viene acompañada de una presentación con tres propuestas diferentes de identidad de marca. Lo único que queda es que el cliente escoja la opción que encaja de la mejor forma con sus gustos y preferencias. Y finalmente con la elección del cliente, ya podemos decir que hemos creado una nueva identidad corporativa.
3. Análisis del sector
La información interna es importante, pero siempre debe ir de la mano de un análisis externo que nos proporcione datos sobre el sector. Este análisis se basa en un estudio sobre la competencia, a nivel regional, nacional o dado el caso, a nivel internacional. Analizar el funcionamiento interior y el entorno exterior de la empresa siempre nos ayudará a descubrir amenazas, oportunidades, fortalezas y debilidades.
En el proceso de diseño de identidad corporativa es necesario conocer la competencia para observar qué identidad visual puede funcionar mejor. Siempre observando desde la admiración, nunca plagiando. Hoy en día la falta de inspiración puede jugarnos malas pasadas, y lo que creemos que puede ser una buena idea, inconscientemente puede llegar a parecerse demasiado a otras marcas.
En este análisis profundizamos en todas las tendencias visuales del sector, como el uso de las gamas cromáticas, las pautas en tipografía, la elección fotográfica, la tendencia a identidades gráficas más o menos minimalistas, etc.
4. Presentación de propuesta
Con toda esta información en mente llega el momento de la fase más creativa, y la que más nos gusta a nosotros, ¡diseñar! Dar forma a la idea es la parte mas divertida de todo el proceso. Buscar inspiración, probar diferentes tipografías, colores y colocar en diferentes sitios los elementos gráficos.
Aquí nuestro trabajo consiste en resolver el caso creando una propuesta que consiga armonizar las cuestiones externas a la marca con los propios gustos del cliente, en otras palabras, ¡hacer magia! Puede ser un proceso complicado, pero con el equipo adecuado y pasión, se consiguen trabajos espectaculares.
La reunión final viene acompañada de una presentación con tres propuestas diferentes de identidad de marca. Lo único que queda es que el cliente escoja la opción que encaja de la mejor forma con sus gustos y preferencias. Y finalmente con la elección del cliente, ya podemos decir que hemos creado una nueva identidad corporativa.