El packaging de vermú con una etiqueta en movimiento
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Es jueves antes de Navidad. Nosotros nos adelantamos a los acontecimientos y vamos celebrando las fiestas hablando hoy de un vermú.
En los últimos años hemos visto cómo este vino, considerado hasta hace poco como “viejuno”, está empezando a consumirse de nuevo e incluso los más jóvenes han caído en las redes de esta bebida. Y es que no hay nada mejor que acompañar un aperitivo a media mañana de un fin de semana con un buen vermú o vermut.
Bodegas Jaime, una empresa zaragozana ha visto en el mercado más joven una apuesta segura y ha lanzado un vermú aprovechando el tirón del producto. El vermú, de nombre Turmeon, difiere bastante del resto de la cartera de productos de la bodega, que tienen una imagen mucho más clásica y conservadora. Turmeon es sin embargo todo lo contrario, un golpe de frescura entre los vinos de estética más tradicional de la marca.
La identidad visual del producto tira mucho hacia las tendencias en diseño actuales; tipografías de palo seco, condensadas, minimalismo absoluto, ilustraciones vectoriales, una gama cromática reducida, etc. El toque diferente e inesperado lo vemos en la etiqueta que a través de un kinegrama nos permite ver animaciones de las ilustraciones.
Si la duda te reconcome, un kinegrama es una ilusión óptica que consigue un efecto de movimiento a través de dos elementos; los dibujos o fotogramas y un acetato con franjas verticales.
Han sacado tres variedades de vermú distintas, uno clásico, uno blanco y uno con miel. Cada variedad lleva una animación diferente; en el clásico vemos un comecocos, en el blanco un delfín y en la variedad con miel, una abeja abriendo y cerrando las alas.
Nos gusta ver cómo se reinventa lo clásico y como productos de toda la vida reaparecen para adaptarse a los nuevos públicos. ¡No se pueden perder las buenas costumbres!
Cuando decían que las modas vuelven y que todo está inventando no mentían.